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La Romántica

Mejor analicemos el año 2016.


Para comenzar es un año bisiesto. Recuerdo a mi abuela, mujer de campo, decir: “en el año bisiesto, cabe todo en un cesto”, mostrando así las expectativas de un mal año. La mala noticia entre nosotros es que ni siquiera hay cesto porque se lo robaron. Como curiosidad, la palabra “bisiesto” nos viene del imperio (Romano, claro). Los romanos para corregir su calendario no contaban con el día 29 de febrero cada cuatro años, como nosotros, sino que en el mismo lapso repetían el día el 24 de febrero. Repetir en latín se dice “bis” (de allí bicicleta, por ejemplo: bis y cyklos, que es rueda en griego). En el 24 de febrero faltan 6 días para el 1º de marzo. Cada cuatro años el sacerdote anunciaba: “ante día bis sextum kalendas martia”, es decir, la repetición del día sexto antes de marzo. Del bis sextum, el bisiesto que conocemos hoy. Este año, pues, que ya se anunciaba difícil, viene encima con un día de ñapa.
Numerológicamente hablando, el año 2016 es un año 9, ya saben que el cero no suma. Nueve son las musas y los meses de la gestación, o sea que este año será como un parto: difícil y doloroso. El número 9 es usado 49 veces en la biblia. Probablemente eso no les dice nada y sin embargo dice mucho: hay alguien que se leyó la biblia solo buscando las veces que aparece el número nueve. Nueve es el cuadrado de 3 y este es el número de la perfección divina. El tiempo de Dios es perfecto. Hay indicios esperanzadores: el 9 es el que viene después del 8. “¡Gran descubrimiento!”, estará diciendo usted, acucioso lector, pero esto tiene su importancia: el 8 es el número del nuevo nacimiento, por tanto el 9 indica que se recogerán frutos. Para ello hay que sembrar, claro está, pero no petróleo, sino papas arroz y caraotas. Observen lo que dice el Levítico: «Seis años sembrarás tu tierra… pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová» (Lv. 24:3-4). ¿Qué comería el pueblo el séptimo año? «…os enviaré mi bendición el sexto año (2016), y ella hará que haya fruto por tres años… hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis del añejo» (Lv. 25:20-22). Esto es: con la bendición de Dios, comeremos este año. Al final el “Dios proveerá” era un mensaje profético, a pesar de lo criticado que fue.
Astrológicamente hablando, Plutón transita por capricornio y hay una cuadratura Saturno-Neptuno, que conspira en contra de la buena marcha de nuestra economía. En verdad no ha sido la mala política económica, realmente nuestro problema es astral. Saturno trae duras pruebas este año: hacer mercado, sobrevivir al hampa, conseguir medicinas y otras dificultades, serán recurrentes en este ciclo anual.
En este año:
  • Un caso espantoso de corrupción se descubrirá.
  • Un alto funcionario público será involucrado en el narcotráfico.
  • Una mujer ascenderá al poder en un importante país.
  • Los precios del petróleo descenderán.
  • Habrá conflicto en el Medio Oriente.
  • Putin será reelecto nuevamente bien como primer ministro o presidente.
  • Berlusconi aparecerá involucrado en un escándalo de prostitución.
  • Las elecciones previstas para este año en Venezuela serán impugnadas antes de realizarse.
…y así cosas por el estilo pasaran.
Para Venezuela será un año crucial. Entre los abismos que se le presentan, una sabia decisión sería optar por el menos profundo. Será cuestión de diálogo. No se trata de increpar al gobierno: hasta el momento la política económica del gobierno ha sido realmente excelente. Sin embargo dadas las características numerológicas del año 2016, bueno sería, por ahora, hacer unos pequeños ajustes. No es culpa del presidente, son los números que se gobiernan solos.
Por último, también son nueve elementos en el «fruto del Espíritu»: (1) amor, (2) gozo, (3) paz, (4) paciencia, (5) benignidad, (6) bondad, (7) fe, (8) mansedumbre, (9) templanza. Todo esto lo necesitaremos este año de manera muy especial. Feliz año 2016. Ya se fue enero, va quedando menos.

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