El estallido social es una sombra fantasmal que recorre la mente de todos los venezolanos. Unos la ven aproximarse inexorablemente con la inflaciΓ³n, la escasez y las colas. Otros apelan a mecanismos plebiscitarios del mΓ©todo democrΓ‘tico para exorcizar su amenaza. Todos la tememos. Es, sin embargo, una elusiva presencia que hasta ahora solo se ha manifestado en saqueos puntuales a supermercados y gandolas con comida, en asaltos deshilvanados a depΓ³sitos con mercancΓa. Desde una perspectiva sociolΓ³gica, casi todos los factores que conducen al estallido social estΓ‘n presentes en el paΓs. Un ambiente de descontento generalizado en la poblaciΓ³n. Una crisis econΓ³mica que afecta de manera sustancial a la gente. Una falta de efectividad de las instituciones, un sistema judicial inoperante y mecanismos de resoluciΓ³n de conflictos que han sido sobrepasados. Una violencia desbordada con policΓas y sistemas de seguridad colapsados.
Hay, no obstante, otras visiones sobre la concurrencia de factores para la revuelta social. El sociΓ³logo norteamericano James Davis seΓ±ala que la miseria no produce levantamientos ni revoluciΓ³n porque las personas tienen demasiadas carencias para ocuparse de otra cosa que no sea la bΓΊsqueda de comida. La privaciΓ³n excesiva, como la que hoy vivimos en Venezuela, solo lleva a que las personas se preocupen por la supervivencia. La penuria no es revolucionaria. SegΓΊn Davis, los estallidos sociales ocurren cuando un largo perΓodo de bonanza con expectativas crecientes es repentinamente seguido por una caΓda econΓ³mica mientras que las expectativas continΓΊan en ascenso. Es decir, no son la escasez ni la privaciΓ³n real las que promueven las revueltas sino la privaciΓ³n relativa. La mayorΓa de las revoluciones ocurren en sociedades que han progresado y mejorado el bienestar de sus habitantes durante aΓ±os y sΓΊbitamente ven sus expectativas caer. La gente teme perder lo que tenΓa. Davis seΓ±ala, tambiΓ©n, la importancia de la existencia de intelectuales y Γ©lites insatisfechas que contribuyan a la agitaciΓ³n y canalicen la frustraciΓ³n hacia el gobierno. Hoy en dΓa alrededor de 85% de la poblaciΓ³n venezolana estΓ‘ disgustada con la situaciΓ³n del paΓs y desea un cambio de gobierno. Pero, como en el cuento de la ranita en agua tibia, ese descontento ha sido caldeado a lo largo de un paulatino y lento proceso de decadencia. En lugar de una repentina desaceleraciΓ³n de la economΓa, hasta ahora hemos vivido un colapso anunciado con resignaciΓ³n progresiva.
AXEL CAPRILES M. / @AXELCAPRILES
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