Un paΓs arruinado, inseguro y sin capacidad argumental para retener el capital humano no conviene a nadie. Un paΓs de desbandadas y miedos es un paΓs en disoluciΓ³n donde no hay ganadores sino viles supervivientes. No tiene futuro un paΓs donde la justicia es utilizada por una facciΓ³n para acabar con la otra, para silenciar la verdad cuando es incΓ³moda, para abatir la libertad de expresiΓ³n, y para solidificar la impunidad del caudillo mafioso que pretende ser irrefutable en sus acciones y en sus falsas verdades.
Un paΓs asΓ solo beneficia a la camarilla que estΓ‘ en la cΓΊpula del poder, pero perjudica al resto del paΓs, independientemente de sus convicciones ideolΓ³gicas y de sus afectos polΓticos. ΒΏEn quΓ© conviene a los venezolanos el cierre del Correo del CaronΓ y la persecuciΓ³n judicial de la que es objeto su editor y dueΓ±o David Natera? ΒΏCΓ³mo beneficia esa obsesiΓ³n judicial al pueblo de Guayana? ΒΏPodrΓ‘ defenderse mejor contra el despotismo? ΒΏLucharΓ‘ mΓ‘s eficazmente contra el diletantismo autoritario que ha acabado con las empresas bΓ‘sicas? ΒΏTerminarΓ‘ con la barbarie que gobierna a travΓ©s de los pranes y lΓderes de esos βsindicatosβ territoriales que imponen su terror en el sur del estado? ΒΏAmordazar la realidad mejora sus consecuencias? ΒΏSilenciar a la sociedad civil, plural y diversa cambia en algo la depauperaciΓ³n y la miseria crecientes? ΒΏSerΓ‘n mΓ‘s probos los integrantes de la alianza militar que estΓ‘ a cargo del gobierno? Acabar con la libertad de expresiΓ³n plural es desmejorar las posibilidades del paΓs. Es apuntalar nuestra condiciΓ³n miserable.
Venezuela preside el ranking de los paΓses mΓ‘s miserables del mundo. No puede ser de otra manera si cargamos sobre los hombros la anarquΓa inflacionaria, el caos de la escasez, las tribulaciones de la inseguridad, el desvanecimiento de la justicia, la amenaza del desempleo y la implacable represiΓ³n de un rΓ©gimen que se sirve de todas las instituciones pΓΊblicas y de sus recursos para aplastar la disidencia y perseguir a los que apuestan a la libertad.
No es casual que por esas razones vivamos un rΓ©gimen que dificulta al mΓ‘ximo la posibilidad de hacer negocios, viola sistemΓ‘ticamente el derecho de propiedad privada, castiga las oportunidades del libre mercado, desconfΓa de la libre empresa y juega a los dados con la riqueza del paΓs. La ruina que hoy somos no es una casualidad. Tiene razones histΓ³ricas que se han fraguado en diecisΓ©is aΓ±os de revoluciΓ³n absurda, de populismo obsceno, de autoritarismo incivilizado.
El poder ha sido allanado por bΓ‘rbaros y hechiceros. Ayn Rand llamΓ³ bΓ‘rbaros a aquellos que pretenden dominar por la fuerza bruta, actuar inmediatistamente y considerar que un puΓ±o, un garrote o un arma son la ΓΊnica respuesta ante cualquier problema. Los nuestros usan jueces, fiscales y juicios como cachiporras con las que golpean a la disidencia. No cabe ninguna duda que gente asΓ estΓ‘ al frente del gobierno. La fuerza usada contra los libertarios no es casual, ni es el producto de la autonomΓa de los poderes pΓΊblicos. Los bΓ‘rbaros siguen una trama.
Pero no solamente ellos. La coaliciΓ³n tambiΓ©n estΓ‘ integrada por los que la misma autora llamΓ³ hechiceros, hombres que le tienen horror a la realidad tal y como es y cΓ³mo se comporta. Que se aterran ante la necesidad de tomar decisiones prΓ‘cticas y sensatas. Que pretenden violar las leyes del libre mercado y aun asΓ ganar, que procuran gobernar desde las entraΓ±as y las emociones, que viven en el mundo de las utopΓas irrealizables, las consignas vacΓas de capacidad de realizaciΓ³n, las canciones que airean al hombre nuevo y desprecian al hombre histΓ³rico.
El hechicero cree en que los controles van a mejorar la economΓa, que los militares son capaces de gerenciar cualquier empresa, que no hace falta el conocimiento para liderar un paΓs, en fin, que el voluntarismo y los buenos deseos empreΓ±an a la realidad. Los chamanes socialistas se hacen los locos con 5 millones de hectΓ‘reas de tierras productivas que fueron expoliadas, pero insisten en que todos sembremos nuestros alimentos en un pote que podrΓ‘ estar en el balcΓ³n, el pasillo o al lado del excusado, entre el lavamanos y el bidel. Los brujos necesitan la extravagancia porque no pueden lidiar con la realidad. Las utopΓas necesitan siempre al garrote. La simbiosis es perfecta y necesaria para negar la represiΓ³n, trivializar el crimen, minimizar las consecuencias irreparables del hambre, ignorar la desolaciΓ³n y banalizar la desesperanza. BΓ‘rbaros y hechiceros confluyen en el socialismo del siglo XXI y cada una de sus mascaradas.
Este consorcio tiene versiones macabras. El terrorismo judicial es una de ellas. La territorializaciΓ³n de la violencia es otra. La contumacia del crimen no puede dejar de considerarse. Las reacciones desesperadas antes ese estado de cosas muestran el profundo abismo. Y en esas condiciones resulta muy difΓcil creer que un bando pueda sentirse ganador. Perdemos todos. Leonardo Azparren, uno de nuestros mΓ‘s apreciables intelectuales, lo advierte con preocupaciΓ³n extrema. Se refiere a una noticia preocupante. En los Frailes de Catia, una turba enfurecida -y hastiada- golpeΓ³ y quemΓ³ vivo a un delincuente que intentΓ³ robar a una unidad de transporte pΓΊblico. βEl haber quemado vivo a un ser humano es un bochornoso sΓntoma de una sociedad enferma, ojalΓ‘ no de muerteβ¦ Y esa es la herencia que no debemos olvidar y siempre denunciar de un rΓ©gimen soberbio en su maldad. Actos de esta naturaleza son el gran reto que tenemos los venezolanos para llegar a ser una sociedad digna. Hoy, sin duda, somos una sociedad anarquizada, anΓ³mica y a merced de instintos degradadosβ¦β
La carencia de instituciones y el derrocamiento del estado de derecho nos convierten en nuestra propia carroΓ±a. Esas condiciones brutales no permiten el triunfo de ninguno de los bandos. Todos estamos perdiendo la repΓΊblica para quedar en manos de la represiΓ³n misticista que quiere imponernos por la fuerza una imposibilidad mientras nos nivela en su primitivismo. El socialismo del siglo XXI estΓ‘ quebrado en sus supuestos y los que estΓ‘n al frente quieren hacer pasar por vivo y sano lo que no es otra cosa que un irrevocable cadΓ‘ver. Visto asΓ ΒΏcuΓ‘l es la diferencia entre un bando y otro? Ambos estamos sometidos a la misma barbarie. Ambos bandos se disuelven en el miedo, la escasez, los apagones, la ausencia de libertades, la represiΓ³n, la censura y el envilecimiento de la esperanza. Frente al preso polΓtico o la empresa expoliada ΒΏquiΓ©n puede sentirse satisfecho? ΒΏQuiΓ©n puede celebrar la caΓda de un medio de comunicaciΓ³n? ΒΏQuiΓ©n puede sentirse civilizado cuando es espectador obligado de juicios que se adelantan sin pruebas, sin presunciΓ³n de inocencia, sin debido proceso? ΒΏCΓ³mo se puede procesar que las sentencias estΓ©n decididas antes de la primera audiencia? Sin que imperen el derecho, la libertad y la justicia todos estamos condenados a la servidumbre.
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