Se acaban de cumplir 200 aΓ±os de la muerte de Don Francisco de Miranda, coincidencialmente, muriΓ³ un 14 de julio, aniversario de la RevoluciΓ³n Francesa. Su vida siempre estuvo rodeada de misterio: tuvo hijos, pero no se le conoce esposa; peleΓ³ por Francia, pero no era francΓ©s; era caraqueΓ±o, pero su casa estΓ‘ en Londres, porque fue uno de los primeros venezolanos que probΓ³ con el plan βBβ; su nombre de pila era SebastiΓ‘n Francisco de Miranda, pero adoptΓ³ otras personalidades; usaba uniforme del ejΓ©rcito ruso, pero no perteneciΓ³ nunca a esa fuerza; se dice que fue el amante oficial de Catalina la Grande, pero todos sabemos Γ©l solo fue el precursor; por ΓΊltimo, acaba de ser nombrado pΓ³stumamente almirante, pero Γ©l era del ejΓ©rcito de tierra.
Miranda fue un hombre afortunado, menos en su tierra. Su nombre estΓ‘ en el arco de triunfo de ParΓs, se codeΓ³ con reyes y primeros ministros, fue un hombre culto y estudioso que gozΓ³ en su tiempo de gran renombre y respeto.
AquΓ no: en Venezuela Miranda la pasΓ³ mal desde chiquito, cuando a su padre lo despreciaron por canario. Las veces que vuelve, no tiene suerte: en La Vela de Coro, la gente huye. Cuando regresa, ya mayor y cercano al final de sus dΓas, se incorpora a la gesta de la independencia, le entregan el mando del ejΓ©rcito de la I RepΓΊblica, cuando estΓ‘ ya estΓ‘ prΓ‘cticamente destruida por radicalismos y conflictos internos que Γ©l mismo desde la Sociedad PatriΓ³tica ayudΓ³ a fomentar. Le nombran generalΓsimo de una causa perdida y al final terminan culpΓ‘ndole de un desastre completamente previsible desde el momento en que el pueblo ve en los promotores de la libertad los principales causantes de su esclavitud.
DespuΓ©s de muerto, la suerte de Miranda en su tierra no ha sido mejor: le honramos con un billete de Β‘dos bolΓvares!, porque no hay otro de menor denominaciΓ³n, hasta el armadillo tuvo mΓ‘s suerte que Γ©l, que estΓ‘ en el de cinco. Sus restos no estΓ‘n en el panteΓ³n y el bicentenario su muerte, que hubiese sido una excusa perfecta para la reflexiΓ³n sobre nuestro incierto destino, sobre esa fatalidad que nos hace ser simultΓ‘neamente el paΓs mΓ‘s rico de HispanoamΓ©rica y a la vez, en los tiempos que corren el mΓ‘s miserable, pasΓ³ prΓ‘cticamente desapercibido.
QuizΓ‘ un buen punto de partida para esa reflexiΓ³n ha podido ser la famosa frase que Miranda pronunciΓ³ al ser entregado a los espaΓ±oles por un grupo de patriotas que interrumpen su sueΓ±o, entre ellos, BolΓvar, a quien fue menester convencer de no fusilar a Miranda en el acto acusΓ‘ndole de traidor.
Dijo, levantando la lampara que sostenΓa Soublette -su secretario-para iluminar la cara de los captores, descubriendo a los suyos: βbochinche, bochinche, esta gente no sabe hacer sino bochincheβ y se entregΓ³ sin oponer resistencia. Algunos exagerados dicen que lo dijo en francΓ©s, pero dudo que la palabra exista en francΓ©s. Los de por estos lados la conocemos desde niΓ±os, cuando nuestra madre nos recriminaba por los desΓ³rdenes junto a hermanos o amigos con un: βΒ‘me van dejando el bochinche!β. Bochinche es desorden, caos, pero tambiΓ©n jolgorio, fiesta. Un desorden festivo, podrΓamos decir. Eso es lo que somos en definitiva.
Con esta frase Miranda se despide de su patria oficialmente. Es una especie de desilusiΓ³n para quien no ha hecho otra cosa en su vida que trabajar por la libertad americana. Como seΓ±alΓ³ alguna vez Uslar, esta frase resultarΓ‘ emblemΓ‘tica de nuestra larga tradiciΓ³n de desuniΓ³n civil. El bochinche es algo que se hace en grupo y nosotros somos una naciΓ³n en la que todo termina en bochinche, en desorden y confusiΓ³n, donde el βvivoβ triunfa y la inteligencia se ve relegada. ΒΏSerΓ‘ que Miranda tenΓa razΓ³n? ΒΏPor quΓ© -por ejemplo- frente a algo que estΓ‘ tan claramente establecido en la ConstituciΓ³n, como el referΓ©ndum revocatorio, hay tanto bochinche ? ΒΏSerΓ‘ que sobre nosotros se cierne un sino fatal que nos impide -salvo cortos perΓodos de lucidez, siempre civil- ser gente seria?
DespuΓ©s de 200 aΓ±os, un sarcΓ³fago en el panteΓ³n nacional, sigue abierto esperando los restos de Miranda y nosotros esperando la patria de progreso, democracia y libertad que Γ©l soΓ±Γ³.
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