
El chavismo es un fenΓ³meno polΓtico surgido en Venezuela alrededor de la figura de Hugo ChΓ‘vez, una de las principales causantes de la Crisis en Venezuela de 2013-actualidad, a la cual se le denominΓ³ como RevoluciΓ³n Bolivariana.
No es desde que el Presidente Morales ganase las elecciones en Guatemala que hay que poner atenciΓ³n a los discursos polΓticos de los payasos en HispanoamΓ©rica. Gran parte de nuestros gobernantes de ayer y hoy no pueden ser descritos sino como ridΓculos y sangrientos payasos. Que un actor cΓ³mico gane una elecciΓ³n no fue en sΓ mismo extraΓ±o o terrible. En las circunstancias adecuadas, cualquier figura conocida puede capitalizar un rechazo mayoritario a fracasos de los polΓticos establecidos. Incluso proponiendo como βdiferenciaβ mucho mΓ‘s de lo mismo que fracasΓ³.
OcurriΓ³ en Venezuela con un golpista al que, periodistas, acadΓ©micos, artistas, empresarios y polΓticos irresponsables transformaron en opciΓ³n de poder en uno de los momentos mΓ‘s crΓticos de nuestra historia. Tuvimos casi dos dΓ©cadas de sus payasadas en interminables cadenas de Radio y TV. Y el resultado estΓ‘ a la vista. La destrucciΓ³n de la RepΓΊblica desde el poder democrΓ‘ticamente electo y el establecimiento progresivo de la dictadura con aspiraciones totalitarias. Que un gobernante llegue al poder por votos no implica necesariamente que entregarΓ‘ el poder de esa forma. Los socialistas revolucionarios se aferraran al poder si pueden, y la coyuntura venezolana les dio el tiempo y los recursos para negarse a realizar elecciones ante la seguridad de perderlas.
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Tras anular inconstitucionalmente al poder legislativo nacional de mayorΓa opositora, el socialismo en el poder en Venezuela insiste en documentar la dictadura de manera tan abierta que su propia fiscal general βmisma que encabezΓ³ la persecuciΓ³n judicial a todos y cada uno de los presos polΓticos de Venezuelaβ lo admite. Los lΓderes del socialismo opositor fueron arrojados del dialogo a las calles por un gobierno que no negocia sino en apariencia. Encabezando realmente protestas y sufriendo personalmente la represiΓ³n han ganado mΓ‘s legitimidad en pocos dΓas que en meses o aΓ±os de diΓ‘logos. La represiΓ³n es brutal. Uniformados lanzando bombas lacrimΓ³genas a la sala de emergencias de una clΓnica mientras gritan que eso fue βpor atender enemigosβ, dan buena muestra.
El socialismo en el poder que gobierna en Venezuela necesita una βoposiciΓ³nβ completamente controlada y profundamente desprestigiada para eventualmente realizar una elecciΓ³n en medio de abusos de poder incalificables y ganarla de manera medio creΓble. CreΓble al menos para quienes en el mundo libre odian y desprecian la libertad, y admiran y apoyan a quienes la destruyen arrojando a sus pueblos a la miseria. Una βelecciΓ³nβ con la oposiciΓ³n real proscrita y una de opereta en funciones fue la soluciΓ³n de Ortega en Nicaragua, cuando la efΓmera popularidad que petrodΓ³lares venezolanos y malos gobiernos nicaragΓΌenses le compraron, se esfumΓ³ con su propio mal gobierno. Parte del chavismo venezolano apunta en esa direcciΓ³n. El asunto es que las protestas no cesan, y lΓderes del socialismo opositor, y de lo poco en esa oposiciΓ³n que no es socialismo, las encabezan.
Quienes gobiernan confΓan en la represiΓ³n para agotar las protestas, tambiΓ©n en encontrar en el socialismo opositor a quienes acepten el papel de oposiciΓ³n de opereta. En seguir aislando mΓ‘s y mΓ‘s al paΓs del resto del mundo. Una parte del socialismo opositor confΓa en que la creciente impopularidad del gobierno, y sus serias dificultades financieras, lo obliguen a una negociaciΓ³n que Γ©sta vez sea real; otra parte espera un colapso del poder gobernante; otra no entiende lo que estΓ‘ pasando, y unos pocos pudieran haberse vendido a quienes gobiernan; sin embargo, finalmente entendieron todos a regaΓ±adientes que su liderazgo sobre las crecientes masas opositoras es frΓ‘gil. Hoy los aplauden por protestar en las calles quienes hace poco los pitaron por no hacerlo.
El socialismo es inviable. Incluso si completa el totalitarismo dictatorial, caerΓ‘ a corto o largo plazo. Pero la destrucciΓ³n material que ya ocasionaron casi un par de dΓ©cadas de socialismo radical, precedidas de varias dΓ©cadas de socialismo moderado es inconmensurable. TendrΓa soluciΓ³n, y rΓ‘pida, de no ser porque la destrucciΓ³n intelectual y moral es insondable. Hemos perdido gran parte de la capacidad de cooperaciΓ³n espontΓ‘nea y no conocemos los valores que hacen posible la prosperidad sino como simulaciones.
Hoy los payasos que hablan de polΓtica afirman que no es el momento de analizar errores de la oposiciΓ³n. SΓ lo es; el socialismo opositor puede ser sincero en su ambiciΓ³n de alcanzar el poder, como en su relativa moderaciΓ³n para ejercerlo. Y entre sus lΓderes no faltan personas valientes. El problema de la oposiciΓ³n es otro; es que no tiene claridad en la forma de enfrentar a su enemigo, apenas estΓ‘ comenzando a admitir la naturaleza de lo que enfrenta; tampoco tiene un programa capaz de deshacer el mal que desde el poder se ha hecho, para regresar al paΓs al camino a la prosperidad del que tenemos mΓ‘s de medio siglo apartΓ‘ndonos para empobrecernos cada vez mΓ‘s.
Toda oposiciΓ³n real al totalitarismo socialista revolucionario es legΓtima. Reconozco y acompaΓ±o Γ©stas protestas. Lo que debilite polΓticamente a quienes nos hunden en la miseria desde el poder es bueno. Pero estamos lejos de la esperanza. Si hoy en Venezuela se ha perdido, en parte al menos, el miedo a la bestial represiΓ³n no es por esperanza de un futuro mejor, es por la desesperaciΓ³n de no tener futuroalguno. Eso al parecer sΓ lo entendieron finalmente una buena parte de los lΓderes de oposiciΓ³n.
Las ratas abandonan el barco que se hunde, y quien defendiΓ³ y justificΓ³ desde a un genocida como Pol Pot, hasta un payaso destructivo como ChΓ‘vez, Noa Chomsky, admitiΓ³ que βVenezuela es un desastreβ. El barco se hunde. Lenta o rΓ‘pidamente. Y sΓ, es momento de ver los errores del socialismo moderado que nos trajeron al desastre. Los que empezaron mucho antes que llegara el chavismo al poder y los que ayudaron involuntariamente a que no lo perdiera. Cuando menos para no repetirlos cuando la pesadilla termine.

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